Una parejita de novios (José María Guillén y Mariana Karr) conocen de casualidad a otra pareja (Ángel Aranda y Sandra Alberti) y, como no tienen nada mejor que hacer, les acompañan a su caserón en las afueras. Por aquello de pasar el rato (y como aún no se había inventado la Nintendo Wii) deciden hacer una sesión de ouija primero y liarse todos en una orgía después. Lo normal.
A medida que avanza la noche las cosas se van poniendo (aún mas) peculiares, porque el perro de los protagonistas desaparece, un fulano que deambula por la casa intenta violar a la chica y cuando quieren marcharse, el coche no arranca.
Así las cosas, empiezan a plantearse si fue una buena idea seguir a una pareja desconocida con debilidad por comer carne cruda, a una casa apartada de todo y decorada con siniestras muñecas de porcelana y cráneos humanos. Oh, y tienen libros sobre satanismo y magia negra en la biblioteca...
Una cinta muy modesta, filmada en 3 semanas en un único (bueno, casi) escenario y planteada como un 'exploit' del cine de terror de inspiración satánica, ya saben: 'El exorcista', 'La profecía', 'La semilla del diablo'... una jugada muy hábil, mas teniendo en cuenta el interés que suscitaban entonces los temas paranormales entre la sociedad española, con el doctor Jiménez del Oso -quien, por cierto, también aparece en la película- como principal divulgador desde su programa de RTVE, 'Mas allá'.
Y ya de paso, utilizar aquella moda del ocultismo y lo diabólico como excusa para unas cuantas escenas de sexo y desnudos, aprovechando la reciente derogación -a finales de 1977- de las leyes de la censura franquista. Así que la película acabó con la entonces célebre clasificación "S"; pero al mismo tiempo, impulsó su recaudación en las taquillas de los cines donde se estrenó, gracias a la curiosidad del españolito medio, ávido por ver -al fin- gente en pelotas en una pantalla de cine.
Con respecto a la película en sí: el argumento es inverosímil, las reacciones de los personajes protagonistas son ridículas hasta la carcajada y casi todo lo que sucede es una excusa para que una escena de sexo conduzca a otra. Y sin embargo, funciona. Por un lado, no se hace aburrida (lo corto de su duración ayuda) y logra mantener cierto interés en ver que se traman la parejita de anfitriones raritos. Además, y a pesar de su obligada condición por mostrar mucha teta y mucho vello púbico superlativo (años 70, recuerden), 'Escalofrío' nunca pierde el devoto interés de sus creadores por el terror y lo fantástico.
La película está bien interpretada, sobre todo destacaría a ellas: Mariana Karr se muestra natural y espontanea, a pesar de contar con algunas de las frases mas estúpidas del guión. Y Sandra Alberti se sale, guapísima y soltando miraditas morbosas. Con respecto a ellos, a José María Guillén lo noto algo rígido y soso. Y Angel Aranda cumple correctamente, en la que fue su penúltima interpretación, antes de retirarse del cine tras mas de 40 títulos.
'Escalofrío' es una película que va a disgustar a la mayoría de personas con un criterio de cinéfilo digamos, formal. Es notablemente imperfecta, cuando no ridícula. Pero si es usted (como yo) de los que les sale sarpullido cuando leen críticas con frases dogmáticas o cursis del estilo 'cine con mayúsculas!' o 'hecha del material del que están hechos los sueños', seguramente encontrarán en ella varias cosas disfrutables.
Por ejemplo: su tono algo underground (característico de casi todas aquellas películas "S") y la conseguida atmósfera de auténtica pesadilla: algo a lo que contribuyen los detalles siniestros que van apareciendo (pero carentes de explicación), lo absurdo de la situación en la que se meten los protagonistas y el hecho de que todo transcurre en ese caserón del que no hay manera de marcharse. Pero además, hay sexo satánico, una muñeca de porcelana poseída, espiritismo de fin de semana, algo de casquería y violencia por la cara y una estridente y marciana banda sonora a cargo de Librado Pastor.
La cinta tarda un poco en empezar a desplegar su encanto, por culpa de dos prólogos que se filmaron a petición de su productor, el legendario Juan Piquer Simón. Al parecer, el metraje era demasiado escaso, así que se añadió una presentación a cargo del doctor Fernando Jiménez del Oso, seguido de una escena con el asesinato ritual de una moza, por parte de unos monjes satánicos: un babeante aperitivo de tetas y pubis frondosos que no aporta nada.
A partir de ahí, 'Escalofrio' progresa como una cinta que explota la fórmula del 'cine de destape' pero sin renunciar a su condición de legítimo fantaterror español, hasta desembocar en un final onírico, pesadillesco y malrollero.
Condenada y machacada por la crítica, la película logró con los años la condición de película de culto, siendo especialmente reivindicada fuera de españa, donde ha sido editada en cuidadas ediciones de dvd y blu-ray.
Esta cinta también es conocida como: Satan's blood, La nuit de l'enfer (Francia y Canadá), Don't panic (en EE.UU.) y Schock (Alemania).
Escalofrío (España, 1978) Director: Carlos Puerto Guion: Carlos Puerto Fotografía: Andrés Berenguer
Música: Librado Pastor
Con Ángel Aranda, Mariana Karr, Sandra Alberti, José María Guillén, Manuel Pereiro, Luis Barboo, José Pagán.
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