LA MALDICIÓN DE LOS SIETE CADÁVERES (The house of seven corpses, 1973)


Hasta una antigua mansión llega un grupo de rodaje para hacer una película de terror. Al frente de ellos hay un irascible director (John Ireland) con el presupuesto y el tiempo justos para filmar una historia de brujería, cadáveres andantes y horribles crímenes. Sobre la casa pesa una maldición de la que son advertidos por el tipo que cuida del lugar (John Carradine). Y es que allí murieron de forma violenta hasta siete miembros de diferentes generaciones de la familia propietaria.

Para dar mas verosimilitud a la historia, el director hace recitar a los actores textos extraídos de un decrépito ejemplar del 'Libro tibetano de los muertos' en algunas escenas; algo que acabará por desatar fuerzas sobrenaturales en el lugar, para desgracia de los de la peli y regocijo de nosotros, los espectadores.


'La maldición de los siete cadáveres' es una modesta cinta de terror que parte de una idea curiosa: ver como se desenvuelven los integrantes del rodaje de una película parecida a la que estamos viendo cuando son ellos mismos las víctimas de la función. Arranca con una secuencia en los créditos muy estimulante, en la que asistimos a las horripilantes muertes de los citados nueve cadáveres del título. Todo bastante gráfico y con una música que promete emociones fuertes.

A partir de tan genial inicio, la película pierde consistencia y se desenvuelve en términos de un relato de horror clásico. Es un tanto irregular, con unos pocos momentos de suspense alternados con otros muchos en los que los protagonistas padecen las vicisitudes del rodaje. En este sentido, el personaje del director al que da vida John Ireland  carga con la mayor parte del interés, maltratando a los técnicos y actores y manipulando psicológicamente a la actriz principal de su película (Faith Domergue).

La cinta es una historia de género de manual, que no desaprovecha ni pasa por alto ninguno de sus tópicos; tenemos al personaje de John Carradine advirtiendo del peligro latente a la 'troupe' cinematográfica y haciendo cosas raras por ahí. También hay una mansión lóbrega, con amenazadores relojes de péndulo y unas escaleras que aguardan su momento de despeñar a alguna víctima. Y chicas que sueltan las frases habituales, del estilo 'oh, este lugar me produce escalofríos'.


No es una película para quienes busquen sangre, tripas y depravación. Pero si aprecian el terror tradicional de los viejos comics de la editorial  E.C. o las cintas de la productora Amicus, encontrarán hora y media de entretenimiento en ella. Es una pena que su ritmo sea algo irregular y su dirección un tanto anodina, porque por lo demás, la película se toma muy en serio su condición de 'horror movie', hasta un desenlace sin concesiones que será del agrado de los amantes de los escalofríos de bajo presupuesto.

Como anécdota, mencionar que 'El libro tibetano de los muertos' existe realmente, pero no es ningún grimorio de magia negra. Es más bien un texto sobre la iluminación y la trascendencia espíritual. Vamos, que es como si emplearan la Guía Michelín para invocar zombis.

Está película también es conocida como 'La casa de los siete cadáveres'.

The House of seven corpses (EE.UU., 1973)
Director: Paul Harrison     Guion: Paul Harrison, Thomas J. Kelly     Fotografía: Donald Jones   Música: Robert Emenegger
Con John Ireland, Faith Domergue, John Carradine, Carole Wells.

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