Segunda Guerra Mundial. Un pastor vasco que vive aislado en las montañas (Anthony Quinn) es contactado por miembros de la resistencia francesa para que les ayude en una misión: deberá guiar desde Francia hasta España a un científico (James Mason) y a su familia a través de los Pirineos. Lo que ignora es que serán acosados y perseguidos por un sádico y brutal capitán de las SS (Malcolm McDowell).
Tenemos una idea sencilla y atractiva para una película de hazañas bélicas, un reparto de lujo (que incluye a Patricia Neal y a Christopher Lee), los Pirineos como escenario natural y la dirección de un especialista en la acción como John Lee Thompson, que ya dió el pelotazo en su día con otra cinta de guerra, 'Los Cañones de Navarone'. ¿Que podía salir mal?
Pues casi todo. Para empezar, la trama presenta montones de cosas inverosímiles: por ejemplo, pastores vascos que dominan varios idiomas o personajes que se han pasado toda la película comportándose como pusilánimes pero les das una MP40 y se cargan a un montón de soldados alemanes.
La película no se decide por un tono concreto: a veces parece de acción bélica con muchos tiros y cosas que explotan porque sí, en otros momentos se centra mas en el drama de una familia luchando por sobrevivir. También oscila entre cierto aire cafre (hay una violación, a un personaje lo queman vivo, torturas...) y otro mas épico: algo que impulsa con efectividad la banda sonora de Michael J. Lewis, que se eleva por momentos muy por encima de lo que parece exigir el guion.
Para colmo, la cinta parece editada con prisas o sin tener las cosas claras; hay torpes montajes en paralelo, situaciones mal explicadas y lo mas lamentable: el final. Porque la sensación que te queda al acabar de verla es que se filmaron distintos desenlaces y optaron por... ponerlos todos!! De verdad, es algo muy tosco, mas en una película con un director tan veterano como J. Lee Thompson al frente.
De 'El pasaje' destacaría el personaje del capitán nazi al que da vida Malcolm McDowell, con su habitual histrionismo, aunque en este caso está justificado y queda bien. Realmente llega a provocar escalofríos. El actor campa aquí a sus anchas troceando dedos, abusando de chicas y haciéndose el dueño de la función cada vez que aparece. Incluso se marca un auto-homenaje bebiendo un vaso de leche (como su personaje de Alex en 'La naranja mecánica') mientras interroga a Michael Lonsdale.
Si son entusiastas del género, pueden darle una oportunidad, aunque solo sea por ver a McDowell haciendo el cabroncete, a Christopher Lee interpretando a un gitano y a Anthony Quinn luciendo 'txapela' vasca.
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