Tras el exitazo de 'Tiburón' en 1975 se desató la imperiosa necesidad de llevar a las pantallas de cine cualquier animal que pudiera resultar minimamente amenazante. A la moda se sumaron con alegría osos, pirañas, cocodrilos, orcas... Tan solo un par de años después del escualo de Spielberg aparecía esta cinta con una gran mantarraya como protagonista.
Tuve la suerte de ver esta película en un cine de doble sesión siendo muy pequeño y tan solo guardaba un vago recuerdo de ella. Mi memoria ya solo retenía el recuerdo de algunas imágenes o escenas concretas y el sentimiento de mi 'yo infantil' saliendo razonablemente satisfecho de la sala. La verdad es que no ha resultado sencillo revisionar la película ahora, porque se encuentra completamente desaparecida. No existe ninguna edición en dvd ni blu-ray y encontrarla en vhs es como buscar el Santo Grial, de manera que me he tenido que conformar con una copia ripeada desde una cinta original.
Aunque inicialmente la película pueda parecer otro clon de 'Tiburón' pero cambiando al bicho, lo cierto es que una vez te pones con ella se descubre que no lo es tanto. En realidad se trata de una cinta de aventuras muy clásica en su propuesta y que no sigue el esquema habitual de las cintas 'sharkxploitation'.
'La perla negra' sigue las andanzas de Ramón (Mario Custodio, en su único papel conocido), un chaval que vive en un pueblecito de pescadores de Baja California y que sueña con ser buceador y recolector de perlas. Mientras sus amigos entrenan con el Moro (Carl Anderson), él tiene la suerte de ser aleccionado por Luis (Gilbert Roland), un pescador de gran experiencia y sabiduría, algo así como un señor Miyagi de los buscadores de ostras. De él obtiene varias lecciones de vida, como no pescar ni sacar del mar nada que no necesite. Y sobre todo, no acercarse nunca a una cueva que hay por allí, donde mora una bestia mítica a la que llaman la Manta Diablo. ¿Y que hace Ramón cuando no hay nadie mirando y tiene ocasión? Exacto, meterse en la cueva.
De allí se lleva una enorme y rarísima perla negra, que acarreará la desgracia al pueblo y despertará la discordia entre su gente. Y por supuesto, atraerá la atención de la muy disgustada criatura de la cueva.
Mas allá de la divertida idea de ver una manta gigante comiéndose a un montón de pescadores, la película es principalmente un relato que recuerda a las novelas de aventuras juveniles, como las de Emilio Salgari, por ejemplo. De hecho, al verla me vino a la cabeza el recuerdo de unos entrañables y viejos comics de la editorial Bruguera, titulados 'Joyas literarias juveniles'. Quien esté leyendo esto y cargue ya con cerca de medio siglo a sus espaldas seguramente sabe de lo que estoy hablando.
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