'Mutant' está dirigida por John 'Bud' Cardos, quien ejerció en decenas de cintas en calidad de diversos oficios: chófer, especialista, actor, director de segunda unidad (ojo ahí, que fue responsable de la misma en 'Grupo salvaje' de Peckinpah) y, por supuesto, director.
La película comienza con dos mozuelos hermanos (Wings Hauser y Lee Montgomery) que van recorriendo en automóvil el sur de los Estados Unidos, porque a uno le ha dejado la novia y son esa clase de cosas que se hacen después de una ruptura sentimental. En éstas son abordados por una ranchera con varios paletos asociales a bordo, que les echan de la carretera. El coche queda atascado en el cauce de un rio y averiado.
El pueblo mas cercano es Goodland -aunque bien podría ser Racoon City, viendo como se ponen las cosas después-. Hasta allí les acerca un tipo extravagante llamado Mel, quien les advierte que por allí pasan cosas raras y que se limiten a pasar la noche y luego se larguen; esto viene siendo una tradición indispensable en cualquier peli de terror ochentera.
En el pueblo se meten en una pelea en la taberna local, en un lamentable exponente de la célebre hospitalidad sureña. El sheriff (Bo Hopkins) acude en su ayuda y les busca albergue en casa de una anciana. A la mañana siguiente tienen planeado arreglar el coche y marcharse, pero el mas joven de los dos desaparece sin rastro. Así que cambio de planes para Wings Hauser: ahora toca buscarle en ese pueblo chungo en mitad de ningún sitio, con sus paletos violentos y también con gente que tose y se enferma sin explicación.
Sus andanzas por el pueblo le llevarán a conocer a una chica que es maestra de escuela y ocasional camarera (Jody Medford, una actriz de la que se pierde todo rastro profesional después de esta película) y a investigar una cercana fábrica de gestión de residuos tóxicos.
Esta fue la última película de Film Ventures International, la compañía creada por uno de los productores mas zorros de Hollywood, Edward L. Montoro. El tipo lo mismo replicaba sin pudor ni disimulo éxitos de taquilla como 'Tiburón' o 'El exorcista', que se metía a distribuir en los USA cualquier cinta europea que prometiera emociones fuertes y taquilla, como 'Gomia - Terror en el mar Egeo' o 'Mil gritos tiene la noche'.
Las escenas de acción, persecuciones, tiros y demás están bien resueltas, con un buen trabajo de especialistas (como cabe esperar de un director con experiencia propia en ese asunto). Lo único que desluce la función es la absurda manía de meter en el guion un montón de situaciones precipitadas, arbitrarias y ridículas hasta provocar risa. Atención a dos muertes especialmente memorables: la señora que se cae por las escaleras y el tipo que es 'asesinado' por una manguera. Pero además hay un coche que vuelca solo en una recta (y se incendia, como no), una doctora de cabecera de pueblo que averigua todo lo concerniente a las mutaciones (y pensar que yo tengo dificultad para que me curen un catarro...), un romance improbable entre una maestra rural y un tío al que ha conocido media hora antes al que le cargan la muerte de una niña... en fin, la última media hora es un festival.
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