Supongo que a estas alturas no debe quedar mucha gente que no sepa quien es Alberto Vázquez-Figueroa; Tinerfeño universal, autor de decenas de novelas superventas, corresponsal de prensa, inventor y empresario; una especie de genio del renacimiento hispano y con una trayectoria vital capaz de rivalizar con la de Indiana Jones.
Con 'Oro rojo' probó en eso de dirigir cine a partir de un guion original propio. Y lo hizo con una cinta de aventuras con un trasfondo de denuncia, aunque no faltan los desnudos femeninos y algún momento turbio por aquello de epatar al espectador, que las buenas intenciones están muy bien pero no hacen taquilla.
La película transcurre en la imaginaria isla de Providencia, un lugar dominado por un tirano llamado Almeida y su hijo (Jorge Luque), que es quien realmente controla el cotarro. Al hacer escala un carguero, uno de sus marineros (Hugo Stiglitz) decide bajar para airear la sardina, pero acabará perdiendo todo su dinero, el pasaporte y el barco.
Tras quedarse tirado en la isla hace amistad con un pordiosero (José Sacristán) que le enseña como sobreviven la mayoría de los míseros lugareños de Providencia: malvendiendo su sangre (el oro rojo del título). El plasma -e incluso los propios cuerpos de esa gente- son vendidos por la autoridad local a ejecutivos sin escrúpulos de corporaciones farmacéuticas extranjeras.
Coproducida entre España y México, el principal aliciente de la película es su reparto, sembrado de nombres ilustres: A Stiglitz y Sacristán se suman Isela Vega, una joven Patricia Adriani, Terele Pávez, Carlos Ballesteros, Antonio Gamero e incluso hay un par de modestos roles para Mónica Randall y Alfredo Mayo.
El presupuesto debió fundirse en el casting, porque la película -filmada en Lanzarote- tiene una puesta en escena pobre. La ambientación de la isla se limita a algunas pintadas de protesta en las paredes y poco mas. Hay un par de 'jeeps' que salen todo el rato. Y la policía política es ridículamente graciosa: se limita a un par de tipos exactamente iguales a los Hermanos Malasombra, unos pistoleros vestidos de negro con sombrero a juego y pistola al cinto, mas propios de un spaghetti western y que están a medio camino entre el humorista Eugenio y Lemmy Kilmister.
Pero no todo es infumable en 'Oro rojo', ni mucho menos. Los intérpretes cumplen, Hugo Stiglitz se pasea por la isla pasándolas canutas pero aún así se las apaña para encamarse con Mónica Randall, con Isela Vega y con Patricia Adriani. La banda sonora a cargo de Carmelo Bernaola (rediez! que miedo me provocaba de pequeño la sintonía de 'La clave', compuesta por él) viste las imágenes con un oscuro lirismo. Y el personaje de Jose Sacristán, a pesar de algún diálogo ramplón, enternece y transmite con convicción el infierno de los desarrapados habitantes de la isla de los donantes forzosos.
Una película fallida, algo torpe pero entretenida. Vázquez-Figueroa volvería a la dirección un año mas tarde con 'Manaos', para escarmentar definitivamente y centrarse en adelante en sus novelas y algunos guiones.
Director: Alberto Vázquez Figueroa Guion: Alberto Vázquez Figueroa Fotografía: José Luis Alcaine Música: Carmelo Bernaola
Con Hugo Stiglitz, José Sacristán, Isela Vega, Patricia Adriani, Jorge Luke, Terele Pávez, Carlos Ballesteros, Antonio Gamero, Alfredo Mayo, Mónica Randall.
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