MIL GRITOS TIENE LA NOCHE (1982)

 


Boston, EE.UU. - 1942. Un niño juega armando un puzzle. Su madre entra en la habitación y descubre escandalizada que el rompecabezas en cuestión es de una chica desnuda, posando así en plan póster central del Play-Boy. Sí, se supone que estamos en 1942. La madre se pone fuera de si, le da de collejas y le forma una bronca traumática. El chaval, que ya debe estar un poco hasta ahí mismo de cosas de este estilo, agarra un hacha y se la estampa a la madre en la cabeza. Cuando acude la policía, les cuenta que un señor malo ha entrado en la casa y se ha cargado a su mamá. Frente a tan elaborada coartada, fin de la historia.

Universidad de Boston, años 80. Alguien se está dedicando a asesinar a mozas lozanas en el campus. Los cuerpos aparecen mutilados y siempre les falta alguna parte de su anatomía. Para frenar esta oleada de brutales crímenes, los agentes encargados del caso (Cristopher George y Frank Braña) ponen a una ex-tenista (Linda Day George) y a un chaval que estudia allí (Ian Serra) para vigilar, y ya si ven algo raro o a alguien desmembrando a una mozuela, pues que avisen.

Mientras, el asesino -ataviado con capote y sombrero negros y pertrechado con una sierra mecánica- continua convirtiendo en comida para gatos a cualquier muchachuela solitaria y ligera de ropa que se encuentre por ahí, y coleccionando partes de sus cuerpos...


El éxito de 'Viernes 13' generó una avalancha de secuelas e imitaciones, todas inmersas en una sana competición por ser mas cafres, sangrientas y con mas víctimas que la anterior. En éstas, el valenciano Juan Piquer Simón decide también hacer su propia incursión en el género, contando en la producción con Steve Minasian, que algo ya sabía del negocio por haber estado implicado en la producción de la primera peli del tío de la máscara de hockey. El resultado será 'Mil gritos tiene la noche', también conocida como 'Pieces'.

La película no pretende ocultar su condición de explotación descarada y roba de todo lo visto hasta aquel momento en el género slasher. Tiene un inicio traumante que busca indagar en las motivaciones del asesino, como en 'La noche de Halloween'; El asesino se carga a las víctimas con una motosierra, como en 'The Texas chainsaw massacre'; y hay muchas tetas al aire y mucha tensión sexual, como ya sucedía en la fundacional 'Viernes 13'.

También comparte algunos tópicos con el giallo italiano: Trama policíaca, crímenes de cierta ritualidad, asesino de estética pintoresca, suspense articulado entorno a varios sospechosos y motivación criminal que parte de un trauma. Así que esta película pueden tomarla como un 'slasher' primigenio o como un 'giallo' tardío.

Esta mezcla de estilos es una de las mejores circunstancias de una cinta muy imperfecta. Eso y los asesinatos, claro. Son realmente impactantes, brutales y salvajes. Incluso vista hoy, son de una atrocidad meritoria. A destacar el de la chica despedazada a golpe de motosierra en la ducha o el de la periodista acuchillada sobre una cama de agua. A pesar de la falta de medios y de dinero, el trabajo de los efectos especiales -obra del veterano Basilio Cortijo, colaborador habitual de Piquer Simón- luce bastante meritorio.

Por lo demás, 'Mil gritos tiene la noche' es una película muy de su momento, incoherente, cutre, absurda y que incurre en muchos momentos en el ridículo. Todo lo cual la hace de algún modo mas entretenida y extrañamente perturbadora, por su capacidad de trasladarte de un espectáculo bufonesco a otro de una barbaridad solo apta para espectadores curtidos.


La puesta en escena es precaria, los diálogos son sonrojantes y la banda sonora es... bueno, son dos temas de piano que se repiten machaconamente toda el metraje. Hay escenas que no aportan nada, detalles anacrónicos y situaciones delirantes: el mejor, la aparición del actor Bruce Le (no, no lo he escrito mal...) haciendo de profe de karate del protagonista y metido ahí por la cara.

Personalmente, es una de esas películas atroces por las que siento debilidad. Es una cinta que da lo que esperas de ella: un buen puñado de muertes tan brutales como explícitas. Pero también chicas en apuros, misoginia a raudales, humor negro tosco y desacomplejado y momentos surrealistas -sorpresa final incluida-.

'Mil gritos tiene la noche' funcionó muy bien en taquilla. En su día, su violencia y sordidez debió causar sensación. Hoy, es un clásico para los gourmets del 'splatter'. Si eres una rata de videoteca sin filtros ni manías, capaz de apreciar un buen rato de auténtica caspa hispánica con abundantes salpicaduras de sangre, no dejes de verla.

Mil gritos tiene la noche (España, 1982)
Director: Juan Piquer Simón     Guion: Dick Randall, Joe d'Amato, Juan Piquer Simón            
Fotografía: Juan Mariné     Música: Librado Pastor
Con Christopher George, Linda Day George, Edmund Purdom, Ian Serra, Frank Braña, Paul L. Smith, Jack Taylor.

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