Melissa (Susan Sarandon) es una mozuela que convive con un hippie (Patrick McDermott) en un cuchitril de apartamento. El tipo ejerce de camello y no la trata con decoro que digamos. Debido al abuso de drogas, acaba ingresada en un hospital.
Acuden a interesarse sus papis (Dennis Patrick y Audrey Caire), quienes recuperan así el contacto con ella tras muchos años. Él decide entonces acudir al apartamento cuchitril a buscar algunas cosas de su hija y ya de paso husmear un poco. Allí se encuentra con el novio camello, con el que pierde los nervios tras ver las perrerías de drogas en las que ha metido a su hijita; llegan a las manos y en un arrebato de furia, el papi se lo carga tras estamparlo con saña contra la pared.
El hombre vaga por la calle, asustado y confuso. Entra en un bar cualquiera donde Joe (Peter Boyle) -un habitual del local- se encuentra despotricando contra los hippies, los negros, los inmigrantes y, en general, contra todo aquello que considera culpable de los males de los Estados Unidos.
Cuando en las noticias de la tele emiten la noticia del asesinato del hippie camello, Joe intuye la relación entre aquel señor de aire perturbado y la muerte del tipejo en cuestión. A partir de ahí se iniciará una relación de complicidad entre ambos, basada en la admiración que Joe profesa al padre justiciero.
Todo parece ir mas o menos bien hasta que Melissa descubre lo sucedido y regresa con sus amigotes hippies. Su padre emprenderá entonces su búsqueda, junto con su nuevo y muy reaccionario amigo, Joe.
'Joe, ciudadano americano' es una película dirigida por John G. Avildsen, mas tarde al cargo de éxitos tan reconocibles como 'Salvad al tigre', 'Rocky' o la saga 'Karate kid', con un Peter Boyle mayúsculo al frente y un mordaz guion de Norman Wexler que le valió una nominación al Óscar a mejor guion original.
Wexler solía padecer brotes psicóticos; en uno de ellos llegó a amenazar públicamente con matar al presidente Nixon, lo que le llevó a ser arrestado. Descrito como un hombre de gran talento pero también borde e impredecible, de su máquina de escribir salieron películas como 'Serpico' o 'Fiebre del Sábado noche'.
La película gira -aparentemente- entorno al personaje interpretado por Dennis Patrick, un padre de familia de clase acomodada, ejecutivo en una empresa de publicidad; el típico señor de ideología conservadora moderada, con la corrección como forma de conducirse por la vida y siempre pendiente de guardar las apariencias. En teoría, porque aquí el que se come la tostada es Joe, el personaje de Peter Boyle; un obrero de la metalurgia sin pelos en la lengua ni tapujos, machista, orgulloso de su pasado como veterano de la guerra mundial y que cree y hace suyo cualquier postulado contra negros, inmigrantes, homosexuales y hippies. En este sentido, su discurso en el bar cuando ambos personajes se conocen ya le define magistralmente, en el que es uno de los mejores momentos del film.
Ambos son el exponente de los Estados Unidos mas reaccionarios: Bill -el padre de la chica- pertenece a una clase social acomodada. A pesar de poderle dar a su hija una educación envidiable, ella se ha desentendido de esa forma de ver la vida. Por otro lado, Joe representa la aceptación del ideario mas populista y extremo, aquel que prefiere poner el foco sobre los supuestos enemigos del auténtico modo de vida americano. A través de los ojos de ambos asistimos a una mordaz crónica de aquellos Estados Unidos donde convivían el Nixon anterior al escándalo Watergate, los hippies y los movimientos contraculturales, el avance en los derechos de las minorías y el desencanto de la guerra de Vietnam. Todo ello a través de una historia sencilla, con diálogos mordaces y algo de humor negro. El gran acierto en la película es que no toma parte en lo que nos muestra; solo lo hace aportando un punto de ironía que, junto a la obsesión de Joe por las armas, anticipa de algún modo un desenlace dramático.
Porque al final corre la sangre, si. De hecho, Peter Boyle quedó tan escandalizado al ver la reacción del público en los primeros pases del film que, en el futuro, rechazaría cualquier otro rol que implicara armas o violencia; esto incluyó -ahí es nada- el papel del detective Popeye en 'The french connection'. A cambio, le recordaremos siempre por papeles tan molones como el investigador de 'Hardcore, un mundo oculto' (1979) o el de monstruo en 'El jovencito Frankenstein'.
'Joe, ciudadano americano' no es una peli redonda; la banda sonora es pobre y parece mas propia de un telefilm, alguna escena podría ser bastante mejor (la muerte del hippie camello) y se aprecia la falta de experiencia en la dirección de Avildsen. Pero sigue siendo una estimulante visión de aquella América de principios de los 70 además de un ácido retrato del populismo mas rancio. Muchas de las películas de acción posteriores abrazarían sin complejos la ideología que se exhibe en esta cinta. De hecho, al año siguiente se estrenaría 'Harry el sucio', con un éxito bestial.
Como curiosidad, en los créditos de esta película aparece el nombre de Cannon Films. En efecto, es ESA Cannon Films pero antes de ser comprada por Menahem Golan y Yoram Globus. Aún faltaban unos cuantos años para Chuck Norris, Van Damme y lo demás...
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