Hasta un pueblo fronterizo del sur de Texas llega un comando de operaciones encubiertas, mandado por el mayor Hackett (Michael Ironside). Son unos fulanos con pinta de haberle lavado muchos trapos sucios al Tío Sam. Su misión consiste en asaltar el banco de la localidad y retirar de una caja de caudales unos documentos pertenecientes al narco Cash Bailey (Powers Boothe) y que implicarían al gobierno de los Estados Unidos en asuntos poco divulgables.
El narco ese utiliza a gente del pueblo para hacer de mulas e introducir droga en el país, algo a lo que el ranger Jack Benteen (Nick Nolte) se enfrenta con la ayuda del sheriff Pearson (Rip Torn), sin demasiado éxito. Disparar y detener a sus paisanos le ha terminado de amargar el carácter, aunque tampoco parece que el tipo fuera anteriormente un dechado de alegría. Además, el narco y él eran amigos de jóvenes y forman un tensa relación triangular con una mujer mexicana (la actriz y cantante de origen cubano Maria Conchita Alonso).
Todo esto apunta hacia un desenlace trágico en un lugar donde confluyen demasiados intereses encontrados... y montones de armas a mano.
Sam Peckinpah fue un cineasta tan eficiente como audaz. Considerado un esteta de la violencia, su carácter (marcado por el consumo de alcohol y cocaína) y lo explícito, áspero y gráfico de sus películas lo convirtieron en un outsider de Hollywood. El legado y la influencia de su cine es mas que notable, al ser uno de los primeros en mostrar sin tapujos la violencia física y sus efectos, recreándose en ella mediante recursos como la cámara lenta o el montaje a partir de tomas realizadas desde múltiples ángulos simultáneos. Su carrera se cruzó en 1972 con la de un guionista novato llamado Walter Hill. Juntos colaboraron en 'La huida', una de las películas mas redondas de Peckinpah y que mejor taquilla lograron, con Steve McQueen de protagonista.
A partir de ahí, cada uno desarrolló su carrera por separado. Walter Hill siguió escribiendo cine, enseguida empezaría también a dirigir y se convirtió en productor de muchas películas con desigual fortuna. Pero como director, la influencia de Peckinpah en su cine será muy remarcable. Tanto, que en 1987 dirigiría esta 'Traición sin límites', todo un homenaje de principio a fin al cine del maestro.
Y es que pocas películas como ésta condensan tan bien la esencia del cine Peckinpahniano (menudo palabro me acabo de inventar). Para empezar, tenemos ambiente y formas de Western (género en el que destacó el maestro), actualizado en el tiempo pero cine del Oeste al fin y al cabo: hay un ranger y un sheriff luchando contra forajidos (narcos en este caso), en una ciudad fronteriza donde la ley se debe hacer valer mediante la violencia ante la lejanía y el desinterés de los burócratas de Washington; Nick Nolte se pasea con el revolver al cinto todo el film y nada mas empezar hay un tiroteo en un bar. Lo dicho, esto es un Western puro y duro. Es una lástima que la banda sonora -obra del gran Jerry Goldsmith- no se encargue de puntear y reforzar esta idea y se pierda en una partitura de sintetizador mas apta para un thriller.
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