TRAICIÓN SIN LÍMITES (Extreme Prejudice, 1987)

Hasta un pueblo fronterizo del sur de Texas llega un comando de operaciones encubiertas, mandado por el mayor Hackett (Michael Ironside). Son unos fulanos con pinta de haberle lavado muchos trapos sucios al Tío Sam. Su misión consiste en asaltar el banco de la localidad y retirar de una caja de caudales unos documentos pertenecientes al narco Cash Bailey (Powers Boothe) y que implicarían al gobierno de los Estados Unidos en asuntos poco divulgables.

El narco ese utiliza a gente del pueblo para hacer de mulas e introducir droga en el país, algo a lo que el ranger Jack Benteen (Nick Nolte) se enfrenta con la ayuda del sheriff Pearson (Rip Torn), sin demasiado éxito. Disparar y detener a sus paisanos le ha terminado de amargar el carácter, aunque tampoco parece que el tipo fuera anteriormente un dechado de alegría. Además, el narco y él eran amigos de jóvenes y forman un tensa relación triangular con una mujer mexicana (la actriz y cantante de origen cubano Maria Conchita Alonso).

Todo esto apunta hacia un desenlace trágico en un lugar donde confluyen demasiados intereses encontrados... y montones de armas a mano.

Sam Peckinpah fue un cineasta tan eficiente como audaz. Considerado un esteta de la violencia, su carácter (marcado por el consumo de alcohol y cocaína) y lo explícito, áspero y gráfico de sus películas lo convirtieron en un outsider de Hollywood. El legado y la influencia de su cine es mas que notable, al ser uno de los primeros en mostrar sin tapujos la violencia física y sus efectos, recreándose en ella mediante recursos como la cámara lenta o el montaje a partir de tomas realizadas desde múltiples ángulos simultáneos. Su carrera se cruzó en 1972 con la de un guionista  novato llamado Walter Hill. Juntos colaboraron en 'La huida', una de las películas mas redondas de Peckinpah y que mejor taquilla lograron, con Steve McQueen de protagonista.

A partir de ahí, cada uno desarrolló su carrera por separado. Walter Hill siguió escribiendo cine, enseguida empezaría también a dirigir y se convirtió en productor de muchas películas con desigual fortuna. Pero como director, la influencia de Peckinpah en su cine será muy remarcable. Tanto, que en 1987 dirigiría esta 'Traición sin límites', todo un homenaje de principio a fin al cine del maestro.

Y es que pocas películas como ésta condensan tan bien la esencia del cine Peckinpahniano (menudo palabro me acabo de inventar). Para empezar, tenemos ambiente y formas de Western (género en el que destacó el maestro), actualizado en el tiempo pero cine del Oeste al fin y al cabo: hay un ranger y un sheriff luchando contra forajidos (narcos en este caso), en una ciudad fronteriza donde la ley se debe hacer valer mediante la violencia ante la lejanía y el desinterés de los burócratas de Washington; Nick Nolte se pasea con el revolver al cinto todo el film y nada mas empezar hay un tiroteo en un bar. Lo dicho, esto es un Western puro y duro. Es una lástima que la banda sonora -obra del gran Jerry Goldsmith- no se encargue de puntear y reforzar esta idea y se pierda en una partitura de sintetizador mas apta para un thriller. 

También tenemos a unos personajes implicados de forma habitual en el uso de la violencia y marcados por ello. Por un lado, el hierático ranger al que da vida Nolte, un idealista desubicado en una sociedad cínica que le obliga a impedir el tráfico de drogas pero que  genera individuos desesperados y necesitados  de su mercadeo para sobrevivir. En igual situación se encuentra su amigo el narco, obligado a hacer valer la ley del mas fuerte. O el comando de paramilitares que acude hasta el pueblo texano: un grupo de soldados oficialmente muertos, a los que nadie echará de menos cuando desaparezcan.
En todo esto hay ecos de 'Grupo salvaje', de 'Quiero la cabeza de Alfredo García' y, en general, mucho del particular universo cinematográfico de Peckinpah. Walter Hill se aplica notablemente en las escenas de acción, consiguiendo una gran secuencia en el tiroteo de la gasolinera y una final de antología.

No todo es redondo en 'Traición sin límites'. Hay un esfuerzo serio por dotar de conciencia y entereza a los personajes y hay muy buenos interpretes. Pero todos entran en el estereotipo de macho alfa embrutecido, casi puedes notar como sudan testosterona. Solo hay un elemento femenino en medio de tanto machote, una ninguneada Maria Conchita Alonso destinada a servir de catalizador de la historia personal que se traen entre manos Nolte y Boothe, que se la disputan como si fuera un trofeo. El resto son una colección de macarras con diferentes motivaciones en una historia que se llega a retorcer demasiado, como si dos líneas argumentales muy distintas se hubieran juntado en la misma película.  Y esto sin mencionar esa manía tan del cine hollywoodiense de mostrar el México fronterizo como una pura guarida de delincuentes: el pueblo que sale al final de la peli es para verlo, un montón de casuchas donde TODOS (literalmente) los mexicanos van armados. 


Pero si están ya un poco hartos de tanta sangre digital y tanta acción inverosímil, creo que sabrán apreciar la honesta propuesta de Walter Hill; cine de tiros donde los balazos causan estragos, filmado sin cromas y sin artificios, con escenas de acción que irrumpen en el film coronando una tensión creciente. Donde la violencia se desata tras escuchar como se rompe el vidrio de una ventana, mientras vemos asomar por ella el cañón de un arma; donde la arenilla del desierto se pega al sudor de los personajes y el olor a pólvora al paladar de sus bocas. Y un héroe al que el mundo no necesita se enfrenta a todos y todo, como en los mejores westerns. Creo que a Sam Peckinpah le hubiera gustado.

Extreme Prejudice (EE.UU., 1987)
Director: Walter Hill     Guion: Harry Kleiner, Deric Washburn  
Fotografía: Matthew F. Leonatti     Música: Jerry Goldsmith
Con Nick Nolte, Powers Boothe, Michael Ironside, Rip Torn, Maria Conchita Alonso, William Forsythe, Clancy Brown, Larry B. Scott.

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