EL CIUDADANO SE REBELA (Il cittadino si ribella, 1974)

 


A Franco Nero le roban los dineros en el atraco a una sucursal de correos mientras está el hombre haciendo un ingreso, o un envío o lo que sea. Para colmo se lo llevan de rehén para escapar de la policía por hacerse el listillo al intentar escaquearse del robo.

Los atracadores le sueltan tras escaparse con el botín, pero el tipo pilla un cabreo épico, de los que no se van ni tomando paracetamol. Así que viendo que la policía pasa de todo, decide ser él mismo quien busque y castigue a los fulanos que le han vaciado los bolsillos. A partir de ahí se dedicará a chantajear a un delincuente de poca monta (Giancarlo Prete), para que le  lleve hasta ellos: algo que logrará tras sufrir persecuciones y palizas y soportar la brasa de su pareja (Barbara Bach) para que lo deje estar. 


'El ciudadano se rebela' es uno de los 'exploits' que surgieron tras el éxito de 'El justiciero de la ciudad', aunque a esta cinta de Enzo G. Castellari hay que reconocerle el don de la oportunidad como a pocas: se estrenó en Italia unos 3 meses antes que la de Charles Bronson. 

La película es una colección de los mejores tópicos que suelen alegrar la función en una historia de justicieros urbanos, a saber: un estamento policial inoperante y corrupto, leyes injustas que protegen a los delincuentes y ningunean al honrado ciudadano y un protagonista que explota como olla a presión de mercadillo ante tanta injusticia y tanta perrería. 

La historia arranca muy bien, con unos títulos de crédito amenizados por imágenes de violencia callejera, atracos, tirones... todo ello filmado con la solvencia marca de la casa de Castellari para las escenas de acción. Hay realmente una gran labor de especialistas en toda la película, a lo que hay que sumar a Franco Nero dándolo todo, sin usar dobles de riesgo.


A partir de ahí, la trama se esfuerza en divulgar el habitual mensaje en estas cintas, ya saben: malhechores brutales, leyes blandas y fuerzas de seguridad desbordadas o propensas al soborno. Quizás lo peor de 'El ciudadano se rebela' sea justo la forma en que aborda el asunto, porque todo me parece muy pillado por los pelos. Que a ver, si, lo que le pasa al protagonista es una putada. Pero que un ciudadano corriente y mas bien aburguesado pase a acosar a unos atracadores profesionales por algo así es bastante irreal. Cierto que todas estas historias de justicieros urbanos lo son, pero la insistencia por brindar un aire de denuncia a todo el asunto resulta en algunos momentos un poco absurdo.

La cinta está bien ambientada en los bajos fondos de Génova, entre bares de mala muerte y muelles solitarios. Es una pena que la banda sonora no contribuya con mas acierto a reforzar esto; no pasa de ser una especie de machacona balada rockera, que se repite una y otra vez.


Por lo demás, 'El ciudadano se rebela' contiene no pocos elementos con los que pasarlo bien: además de la denuncia y feroz cabreo contra una sociedad permisiva, tenemos una bonita e imposible amistad entre un delincuente con ganas de serlo menos y el protagonista. Y persecuciones y momentos de acción, escasos pero muy conseguidos: a destacar el momento en que Franco Nero tiene que esquivar un coche para evitar morir atropellado. Oh, y tenemos ahí a Barbara Bach, siempre guapísima, unos años antes de casarse con Ringo Starr (y de aparecer en 'La espía que me amó', junto a Roger Moore).

Una película entretenida, de ritmo algo desigual pero con escenas de acción y violencia molonas, coronadas por un épico final en la línea de los mejores tiroteos del spaghetti-western. 


Esta película también es conocida como Street law.

Il citadino si ribella  (Italia, 1974)
Director: Enzo G. Castellari     Guion: Massimo De Rita, Dino Maiuri
Fotografía: Carlo Carlini     Música: Guido y Maurizio De Angelis
Con Franco Nero, Giancarlo Prete, Barbara Bach, Renzo Palmer, Nazzareno Zamperla, Massimo Vanni, Romano Puppo.

MONTAÑA RUSA (Rollercoaster, 1977)

 


En plena moda de las películas de desastres allá por los 70, comenzaron a aparecer cintas que mezclaban algún suceso hecatómbico con una generosa dosis de suspense para que los espectadores pudieran comerse las uñas a gusto. Así, francotiradores y terroristas se sumaron con alegría al ya conocido repertorio de terremotos, incendios y olas gigantes. Títulos como 'El enigma se llama Juggernaut', 'Pánico en el estadio' o 'El puente de Cassandra' se sucedían en las carteleras de los cines. Y en éstas, en el 77 llega  'Montaña rusa'.

Aquí la cosa va de un saboteador de parques de atracciones. Un tipo del que no sabemos nada (Timothy Bottoms) pone un pequeño explosivo en el rail de una montaña rusa, haciendo descarrilar las vagonetas. Aunque todo el mundo cree que se trata de un accidente, el jefe de mantenimiento y seguridad (George Segal) sospecha que puede tratarse de algo intencionado. Un incendio en otro parque de atracciones le llevará a colaborar con el FBI para detener al saboteador, que pide un millón de dólares para no seguir haciendo volar por los aires a la gente.


'Montaña rusa' empieza con una secuencia muy entretenida y bien culminada con el accidente de la atracción. A pesar que puede apreciarse algún trucaje (muñecos), está bien resuelta gracias a unos competentes efectos y a un acertado montaje de planos cortos que hace que los defectos pasen mas desapercibidos. A partir de ahí se va construyendo una trama de suspense bastante tópica y la película racanea en espectacularidad. La verdad es que eché de menos algún accidente mas: por ejemplo, el segundo sabotaje (vagamente descrito como 'un incendio') no se muestra y solo se ven unos camiones de bomberos dirigiéndose al parque de atracciones.

El peso de la acción recae en George Segal, que da vida a un supervisor de seguridad de las atracciones: un tipo divorciado que intenta superar su adicción al tabaco mediante terapia a base de calambrazos, que conduce como un animal y que le enchufa su hija (por cierto, interpretada por una muy joven Helen Hunt) a su actual pareja para que la cuide. Por otro lado tenemos a Richard Widmark, que aquí interpreta a un jefe del FBI que va por ahí cuestionando lo evidente y repartiendo cartas de recomendación. 


En fin, tenemos una pareja de protagonistas que parecen sacados de una peli de Billy Wilder pero en realidad sostienen toda una trama de suspense, para mi gusto mas bien tópica y algo falta de interés. Desde el descarrilamiento inicial hasta el desenlace tan solo hay una secuencia de cierta tensión: cuando intentan detener al saboteador en el momento de realizarle el pago. El resto parece una excusa para que desfilen en el metraje algunas estrellas metidas ahí con calzador: Henry Fonda sale haciendo de jefazo pero no aporta nada. Y Susan Strasberg aparece algo mas pero tampoco en un rol indispensable. 

Lo mejor, la ambientación en los parques de atracciones: realmente muy bien conseguida, con las habituales muchedumbres, colas para subirse a los cacharros y niños hiperactivos poniendo a prueba la paciencia de mamis y papis. Y en la banda sonora encontramos al gran Lalo Schifrin, aunque aquí algo mas gris de lo habitual.


La película da para pasar el rato si no te planteas demasiado las cosas: El personaje de Timothy Bottoms no hace nada por pasar desapercibido, de hecho va dando la nota por donde quiera que pase. Y se cuela en una reunión de directores de parques de atracciones y les pone un micro: como se entera de donde se reúnen es lo de menos, ya se lo imaginarán los espectadores... y así un poco todo. Y como digo solo hay tres secuencias de cierta tensión, aunque largas: la del sabotaje inicial, otra cuando deciden entregarle el dinero y la final, en la que intentará provocar otro accidente.  

'Montaña rusa' es un thriller de realización sin complicaciones en el que se echa de menos una trama mas intensa y coherente. Pero su intento de generar paranoia con los parques de atracciones me resulta simpática, al igual que su protagonista.

Como curiosidad, fue una de las pocas películas estrenada con sonido 'sensurround'. Desarrollado por los estudios Universal, el sensurround consistía en colocar unos altavoces especiales en algunas salas de cine, capaces de generar sonidos de ultrabaja frecuencia. El resultado era una sensación de 'temblor' en todo el cine. El invento se estrenó con 'Terremoto' en 1974 y continuó con 'La batalla de Midway' y 'Montaña Rusa'. Pero empezaron a producirse algunos problemillas...  para empezar, la complejidad técnica de su instalación. Pero también se reportaron daños en algunas salas de cine (se desprendían trozos de techo) e incluso en locales y pisos colindantes. Y hubo quejas de algunos espectadores, que experimentaron molestias. 
Tras su empleo en el estreno de las dos películas de 'Galactica' (la serie de televisión, de la cual se llegó a estrenar en pantalla grande algún episodio), Universal envío el sensurround a freir esparragos.


Rollercoaster  (EE.UU. - 1977)
Director: James Goldstone     Guion: Richard Levinson, William Link
Fotografía: David M. Walsh     Música: Lalo Schifrin
Con George Segal, Timothy Bottoms, Richard Widmark, Henry Fonda, Harry Guardino, Susan Strasberg, Helen Hunt.