CARGA MALDITA (Sorcerer, 1977)


Un grupo de tipos muy distintos entre sí, cada uno de una parte diferente del mundo, comparten una cosa en común: todos tienen un buen motivo para desaparecer durante una larga temporada. Para ello eligen un recóndito lugar en América del Sur, uno de esos sitios donde nadie va a ir a buscarte y donde nadie va a hacerte preguntas.

El lugar es un cuchitril donde la gente malvive trabajando en una instalación petrolífera,  propiedad de una multinacional que hace lo que le da la gana gracias a la connivencia de la junta militar que gobierna el país. 

Uno de los pozos petrolíferos se incendia a causa de un sabotaje y la única forma de extinguir aquello es cegar la entrada mediante explosivos. Pero la dinamita disponible se encuentra en mal estado y desprende nitroglicerina. Una sacudida fuerte, un golpe o una caída y... BUM! Para colmo no la tienen allí a mano sino que hay que transportarla desde un almacén a muchos kilómetros del pozo.

No la pueden llevar en helicóptero (recuerden: BUM!) así que uno de los jefazos de la petrolera (Ramón Bieri) decide que se arriesgarán con un par de camiones con los que habrá que atravesar la selva, en una tarea casi suicida.

Los elegidos para cumplirla se llevarán una buena suma de dinero, de sobras para dejar atrás ese lugar de pesadilla y empezar una nueva vida. Si sobreviven para cobrarlo, claro.

Así que Roy Scheider, Bruno Cremer, Amidou y Francisco Rabal se enfundan los guantes de conducir y... al lio.


Seguro que cuando William Friedkin planeaba llevar a cabo el remake de 'El salario del miedo', también se planteó muy seriamente el título. Le imagino reflexionando sobre ello, ideando algo con garra, que reflejara la idea principal de su película: la escasa capacidad del común de las personas para escapar a nuestro sino, a nuestro destino.

¡Ya lo tengo!, debió pensar cuando dió con el definitivo: 'Sorcerer' (hechicero). Es desconcertante. Místico. Misterioso. Al fin y al cabo, ¿no es eso un hechicero? ¿Alguien capaz de alterar el delicado equilibrio de la naturaleza, de manipular el destino? Además, será el nombre de uno de los camiones. Es perfecto!

Y entonces van en España y la titulan 'Carga maldita'.  En fin...

'Sorcerer' fue la apuesta mas personal e importante del director William Friedkin en un momento en el cual tenía carta blanca para hacer lo que quisiera. Es lo que tiene ser responsable de dos taquillazos descomunales como 'The french connection' y 'El exorcista'. Así que Universal decide sufragar su proyecto, un remake de 'El salario del miedo', célebre cinta dirigida por Henri George Cluzot en 1953.

Realizar el remake de una película que ganó la Palma de oro en Cannes, el Oso de oro en la Berlinale y que fue un éxito de crítica y público es de tener el ego por las nubes. Eso, o estar muy seguro de uno mismo. En el caso de Friedkin es probable que fueran ambas cosas. Estamos hablando de un perfeccionista, de alguien que opina así de su propio cine:

"Yo mido el éxito o el fracaso de mis películas por como de cercanas resultan respecto a mi visión de ellas".

El caso es que su visión acerca de 'Sorcerer' era realmente espectacular. Tanto, como compleja.

Los problemas ya comenzaron desde el mismo casting. Steve McQueen rechazó el rol principal. Y tras él, Marcello Mastroianni, Warren Oates, Jack Nicholson, Clint Eastwood, Lino Ventura... Al final el papel recayó en Roy Scheider, con el que el director ya había trabajado en 'The french connection' y que ya gozaba de cierto status de estrella tras ser el protagonista de 'Tiburón'. 

Al esto le siguió un rodaje infernal en la República Dominicana, donde las lesiones, enfermedades e intoxicaciones causaron estragos entre el personal del rodaje. El propio Friedkin contrajo la malaria. El set principal tuvo que ser trasladado desde allí hasta México, porque las tormentas y las riadas destruyeron el puente en el que transcurre la secuencia mas importante de la película. Llevó hasta 3 meses completarla, todo para obtener lo que vienen a ser unos 13 minutos en el montaje final. Para colmo, las autoridades mexicanas expulsaron a varios miembros del equipo por posesión y consumo de drogas.

El presupuesto de la cinta se disparó de manera tan exagerada que Universal recurrió a Paramount para que financiara parte de ella, acordando una distribución conjunta. Tras mas de 20 millones de dólares invertidos, 'Sorcerer' pudo estrenarse al fin. 

Solo para coincidir con el estreno de una película mas modesta de la Fox, en la cual nadie confiaba. Esa película era... 'La guerra de las galaxias' de George Lucas. 

Si al menos Friedkin hubiera podido contar con el tirón en taquilla de un ídolo como Steve McQueen, a lo mejor hubiera podido competir contra algo así. Su película se convirtió en un estrepitoso fracaso. Nunca mas volvería a ponerse al frente de un gran proyecto. Perdió todo el crédito y la confianza de los grandes estudios.

Pero acabó su película. Con recortes, con un montaje que no era el que había planeado. Y consiguió crear una de las cintas mas injustamente infravaloradas de los 70.

'Sorcerer' consigue que te olvides por completo de su condición de remake. Presenta a sus personajes principales de forma magistral, tal y como lo que son: un terrorista, un banquero corrupto, un atracador y un asesino. No toma parte por ellos, no los dignifica, no quiere que empaticemos con ellos, solo con la situación a la que se ven arrastrados. Realmente, llegas a percibir la sordidez y la miseria del lugar al que van a esconderse. El perfeccionismo y la minuciosidad de Friedkin te transportan hasta ese otro mundo, opresivo y desesperanzador. Quizás los personajes se lo merezcan, pero no puedes evitar pensar: pobres diablos...

La banda sonora fue compuesta por el grupo alemán Tangerine Dream, siendo la primera de muchas otras para películas y series, con desigual resultado. En este caso entregaron uno de sus mejores trabajos, con una composición atmosférica, oscura y que juega con sonidos distorsionados y electrónicos.

'Sorcerer' es una película pensada para ser un entretenimiento de primer nivel, pero no a costa de hacer concesiones a espectadores ansiosos o inmaduros. Es un circo de imágenes poderosas en las cuales ya intuyes que no va a haber 'happy end', donde no se disfraza ni se maquilla la violencia, donde no hay personajes divertidos o carismáticos que vayan a soltar una frase graciosa para aliviar la tensión. 

Y aún así, sufres con ellos. Por algún motivo, cruzas los dedos ante cada obstáculo al que se enfrentan. En palabras del director de la película:

"Ya sea te gusten o no estos tipos, están tan desesperados por sobrevivir como nosotros. No todos conducimos un camión cargado de dinamita a través de un puente colgante. Pero alegóricamente, si lo hacemos".

Al final, el traductor loco tenía razón. 'Sorcerer' se transformó en la 'Carga maldita' de William Friedkin. Su camión cinematográfico volcó y explotó. Pero la recordaremos como una de las mejores y mas espectaculares muestras de cine de aventuras y suspense.


Sorcerer (EE.UU., 1977)
Director: William Friedkin     Guion: Walon Green, William Friedkin    Basado en la novela de Georges Arnaud 'El salario del miedo'     Fotografía: Dick Bush, John M. Stephens
Música: Tangerine Dream
Con Roy Scheider, Bruno Cremer, Amidou, Francisco Rabal, Ramon Bieri, Peter Capell, Karl John, Friedrich von Ledebur, Joe Spinell.

MIL GRITOS TIENE LA NOCHE (1982)

 


Boston, EE.UU. - 1942. Un niño juega armando un puzzle. Su madre entra en la habitación y descubre escandalizada que el rompecabezas en cuestión es de una chica desnuda, posando así en plan póster central del Play-Boy. Sí, se supone que estamos en 1942. La madre se pone fuera de si, le da de collejas y le forma una bronca traumática. El chaval, que ya debe estar un poco hasta ahí mismo de cosas de este estilo, agarra un hacha y se la estampa a la madre en la cabeza. Cuando acude la policía, les cuenta que un señor malo ha entrado en la casa y se ha cargado a su mamá. Frente a tan elaborada coartada, fin de la historia.

Universidad de Boston, años 80. Alguien se está dedicando a asesinar a mozas lozanas en el campus. Los cuerpos aparecen mutilados y siempre les falta alguna parte de su anatomía. Para frenar esta oleada de brutales crímenes, los agentes encargados del caso (Cristopher George y Frank Braña) ponen a una ex-tenista (Linda Day George) y a un chaval que estudia allí (Ian Serra) para vigilar, y ya si ven algo raro o a alguien desmembrando a una mozuela, pues que avisen.

Mientras, el asesino -ataviado con capote y sombrero negros y pertrechado con una sierra mecánica- continua convirtiendo en comida para gatos a cualquier muchachuela solitaria y ligera de ropa que se encuentre por ahí, y coleccionando partes de sus cuerpos...


El éxito de 'Viernes 13' generó una avalancha de secuelas e imitaciones, todas inmersas en una sana competición por ser mas cafres, sangrientas y con mas víctimas que la anterior. En éstas, el valenciano Juan Piquer Simón decide también hacer su propia incursión en el género, contando en la producción con Steve Minasian, que algo ya sabía del negocio por haber estado implicado en la producción de la primera peli del tío de la máscara de hockey. El resultado será 'Mil gritos tiene la noche', también conocida como 'Pieces'.

La película no pretende ocultar su condición de explotación descarada y roba de todo lo visto hasta aquel momento en el género slasher. Tiene un inicio traumante que busca indagar en las motivaciones del asesino, como en 'La noche de Halloween'; El asesino se carga a las víctimas con una motosierra, como en 'The Texas chainsaw massacre'; y hay muchas tetas al aire y mucha tensión sexual, como ya sucedía en la fundacional 'Viernes 13'.

También comparte algunos tópicos con el giallo italiano: Trama policíaca, crímenes de cierta ritualidad, asesino de estética pintoresca, suspense articulado entorno a varios sospechosos y motivación criminal que parte de un trauma. Así que esta película pueden tomarla como un 'slasher' primigenio o como un 'giallo' tardío.

Esta mezcla de estilos es una de las mejores circunstancias de una cinta muy imperfecta. Eso y los asesinatos, claro. Son realmente impactantes, brutales y salvajes. Incluso vista hoy, son de una atrocidad meritoria. A destacar el de la chica despedazada a golpe de motosierra en la ducha o el de la periodista acuchillada sobre una cama de agua. A pesar de la falta de medios y de dinero, el trabajo de los efectos especiales -obra del veterano Basilio Cortijo, colaborador habitual de Piquer Simón- luce bastante meritorio.

Por lo demás, 'Mil gritos tiene la noche' es una película muy de su momento, incoherente, cutre, absurda y que incurre en muchos momentos en el ridículo. Todo lo cual la hace de algún modo mas entretenida y extrañamente perturbadora, por su capacidad de trasladarte de un espectáculo bufonesco a otro de una barbaridad solo apta para espectadores curtidos.


La puesta en escena es precaria, los diálogos son sonrojantes y la banda sonora es... bueno, son dos temas de piano que se repiten machaconamente toda el metraje. Hay escenas que no aportan nada, detalles anacrónicos y situaciones delirantes: el mejor, la aparición del actor Bruce Le (no, no lo he escrito mal...) haciendo de profe de karate del protagonista y metido ahí por la cara.

Personalmente, es una de esas películas atroces por las que siento debilidad. Es una cinta que da lo que esperas de ella: un buen puñado de muertes tan brutales como explícitas. Pero también chicas en apuros, misoginia a raudales, humor negro tosco y desacomplejado y momentos surrealistas -sorpresa final incluida-.

'Mil gritos tiene la noche' funcionó muy bien en taquilla. En su día, su violencia y sordidez debió causar sensación. Hoy, es un clásico para los gourmets del 'splatter'. Si eres una rata de videoteca sin filtros ni manías, capaz de apreciar un buen rato de auténtica caspa hispánica con abundantes salpicaduras de sangre, no dejes de verla.

Mil gritos tiene la noche (España, 1982)
Director: Juan Piquer Simón     Guion: Dick Randall, Joe d'Amato, Juan Piquer Simón            
Fotografía: Juan Mariné     Música: Librado Pastor
Con Christopher George, Linda Day George, Edmund Purdom, Ian Serra, Frank Braña, Paul L. Smith, Jack Taylor.

EL ÚLTIMO GUERRERO (Deathstalker, 1983)


El exitoso estreno de 'Conan el bárbaro' propició una avalancha de imitaciones, todas tremendamente inferiores en presupuesto. El siempre sagaz Roger Corman fue uno de los primeros en ver negocio en el asunto. Raudo firmó un acuerdo con una productora argentina para filmar en coproducción algunas películas y sacar tajada del interés del público por aquel nuevo género de espada y brujería. La primera de ellas fue ésta, 'Deathstalker', a la que siguieron otras 3 secuelas y otros títulos del mismo estilo.

La película narra las aventuras de Stalker (Richard Hill), guerrero de dudosa moralidad que acepta el encargo de la bruja Toralva (Verónica LLinás, alias Lillian Ker) para recuperar unos objetos místicos en manos de un hechicero maligno (Bernard Erhard). Contará con la ayuda de una espada mágica que vuelve invencible a su portador y de Kaira, una rubia que se le une por el camino (Lana Clarkson, tristemente conocida al morir asesinada por el productor musical Phil Spector). La celebración de un torneo de luchadores servirá a Stalker para colarse en la fortaleza del hechicero y enfrentarse a él.

Lo primero que llama la atención de esta película es su póster. Obra del ilustrador Boris Vallejo, seguro que fue una notable aportación al éxito de la cinta en alquileres de videoclub. Es violento, fantástico, un punto sexi y evocadoramente pulp, que es como decir 'molón que te cagas' pero en fino. 'Deathstalker' costó unos 400.000 dólares de la época y recaudó cerca de 12 millones, casi todos generados en el formato de explotación doméstico.

De hecho la cinta posee una modesta pero fiel legión de admiradores, casi todos adolescentes en los ochenta que la debieron alquilar y rebobinar hasta desgastarla, ávidos por revivir una y otra vez las hazañas de su bárbaro protagonista. Hay incluso unos comics (apadrinados por Slash. Sí, el guitarrista de los Guns n' Roses) que la adaptan de forma bastante libre.

Formalmente, la película es nefasta. Si alguien cree que ese status de culto le va a hacer descubrir 'una modesta joya del cine de acción' o cualquier otro apelativo cursi por el estilo, va apañado; sus fans mas devotos probablemente sean capaces de tragarse sin rechistar cualquier cosa en la que aparezca un fulano hipermusculado en taparrabos empuñando una espada. Y eso sin contar el recuerdo nostálgico de unos primeros babeos preadolescentes por un montón de chicas desnudas y ampliamente manoseadas que aparecen en la cinta a cada momento. 

No, no es una buena película. Está a años luz de serlo. Lo cual no quita que pueda ser un espectáculo divertido, siempre y cuando tengas claro lo que te vas a encontrar. 

Aquí tenemos un héroe de destreza cuestionable con la espada (las coreografías de lucha son, digamos, poco inspiradas) y peinado lacado ochentero, capaz de salvar a una moza de ser abusada para luego... violarla él! Pero también hay un hechicero maligno con un tatuaje facial que cambia de lado según la escena, decotados de cartón-piedra que no pasarían el control de calidad como escenografía en un parque temático y un tono de misoginia y de violencia hacia las mujeres absolutamente delirante.

Aquí hago un punto y aparte sobre este tema, porque de veras que lo de 'Deathstalker' es digno de psicoanálisis; practicamente todas las mujeres que aparecen aquí lo hacen semidesnudas y casi todas son violentadas, manoseadas o abusadas. El momento cumbre es una escena en la que el mago maligno transforma en mujer a uno de sus secuaces para asesinar al protagonista, éste le descubre y... intenta violarlo también! Claramente, no es una cinta que puedas recomendar a alguien a quien le moleste la cosificación femenina en el cine. Si ese término (si, cosificación) no te dice nada, sigue leyendo que esta es tu peli.

Más allá de esto, 'deathstalker' se despoja sin prejuicios de cualquier atisbo de buen gusto para ofrecer un universo propio donde todo se sacrifica en el altar de lo comercialmente salvaje. Hay tantas y tantas chicas exhibiéndose, que terminan convirtiendo la película en algo parecido a un concurso de top-less de discoteca de pueblo. Hay violencia gratuita, con un gore de mercadillo que incluye cabezas y brazos saltando por los aires. Hay momentos perturbadores, como un chico muy joven al que el hechicero arranca ojos y dedos para alimentar a su mascota infernal... Pero también un brutal hombre-cerdo, monstruos y sub-humanos con ese toque tan típico de las pelis de videoclub y un uso imaginativo de la puesta en escena y de la fotografía que eleva la película algo por encima de su grotesco guion. 

En fin, esta es una de esas películas malas que puedes acabar adorando o que, simplemente, quizás no logres acabar de ver. Personalmente, reconozco que se ha convertido en un placer culpable mas, y eso que yo no la ví en su momento. Personas sensibilizadas con la misoginia o de reconocido buen gusto cinematográfico, abstenerse.

Esta película también es conocida como 'El cazador: el último rey guerrero'.


Deathstalker (EE.UU.- Argentina, 1983)
Director: James Sbardellati     Guion: Howard R. Cohen     Fotografía: Leonardo Rodríguez Solís    Música: Óscar Cardozo Ocampo
Con Richard Hill, Barbi Benton, Lana Clarkson, Bernard Erhard, Verónica LLinás, Richard Brooker, Víctor Bo, Augusto Larreta, Marcos Woinsky. 

ALARMA: CATÁSTROFE (The Medusa touch, 1978)


Richard Burton hace de un escritor inglés llamado John Morlar, un hombre con pinta de estar amargado desde que era un cigoto. Mientras está mirando la televisión -concretamente el accidente de un cohete espacial, si ya les digo yo que este tipo es un alegrías-,  alguien se acerca por detrás y le propina un montón de golpes en la cabeza con una estatuilla.

El intento de homicidio fracasa, porque el escritor no fallece. Acaba ingresado en la UCI en estado vegetativo y con menos actividad cerebral que un peluche, pero vivo. De investigar el asunto se encarga un detective de la policía francesa llamado Brunel (Lino Ventura), que es francés pero está en algo así como un intercambio cultural policial en Londres.

Muy raro, cierto. Pero es así y tampoco tiene mas importancia. Las coproducciones entre países tienen estas cosas, a veces.

El detective no tiene ni por donde empezar, lo único que averigua es que le caía fatal a los vecinos. También tiene un puñado de notas sin aparente sentido y la pista de su relación con una psicóloga, la doctora Zonfeld (Lee Remick). Tras entrevistarse con ella, descubrirá que el escritor era un hombre propenso a culpabilizarse de cuanta desgracia sucedía a su alrededor. Mientras tanto y contra todo pronóstico médico, la actividad cerebral de John Morlar parece ir en aumento...

A mediados de la década de los 70 confluyen dos tendencias en el cine de Hollywood. Por un lado, el éxito de dos producciones de terror que gozaron de un presupuesto importante y una aún mejor respuesta en taquilla: 'El exorcista' y 'La profecía'. Por otro lado, 'La aventura del Poseidón' propicia una ola de películas de catástrofes mas grande que la que vuelca al susodicho barco. Todo esto coincide con el auge por el interés en temas como la ufología, las paraciencias y la parapsicología: Uri Geller se paseaba por los platós de televisión de medio mundo doblando cucharillas, los medios de comunicación documentan farsas como los contactados por los extraterrestres de Ummo y en medio mundo triunfan los programas sobre estos temas; por ejemplo en España, 'Más allá' presentado por el doctor Jiménez del Oso.

En este contexto se estrena 'The Medusa touch', título en España: Alarma: catástrofe (El traductor loco ataca de nuevo); un film en el que confluyen el cine de catástrofes, algo de terror diabólico y un thriller donde las paraciencias (telekinesis, concretamente) desempeñan un papel importante. En teoría y en base a esto, la película debería haber sido un exitazo, mas si a la idea le añadimos una reconocida estrella como Richard Burton. Pero la realidad es que no funcionó nada bien en términos comerciales, pasando a ser una cinta casi olvidada en poco tiempo.

'Alarma: catástrofe' está estructurada a modo de un film policiaco narrado a base de flashbacks en los que la psicóloga (interpretada por una elegante y estirada Lee Remick) le va contando al policía francés todo lo que sabe del extraño escritor al que da vida Richard Burton. Por cierto que lo del origen francés del detective es curioso: al tratarse de una coproducción (Gran Bretaña - Francia) tenía que haber un actor galo de prestigio en la película, sí o sí. El afortunado en cuestión fue Lino Ventura, que desempeña un rol eficaz a pesar de lo absurdo de insertarlo con calzador en el argumento.

Dirige Jack Gold, un cineasta veterano y algo anodino que no se complicó la vida: saca provecho de un ajustado presupuesto que luce correctamente en las secuencias de catástrofes, en gran medida gracias al buen hacer de un maestro de los efectos especiales, Brian Johnson. Y logra crear una atmósfera vagamente inquietante, con alguna escena realmente perturbadora como las supuestas grabaciones de personas con poderes psíquicos. Por lo demás, mucho zoom y  muchos planos de los ojos de Richard Burton cuando quiere enfatizar, así en plan muy dramático, el origen entre demoniaco y paranormal de sus dones extraordinarios. Un poco cutre para un film que, por momentos, te hace creer que aspira a mas.

La película no logra combinar con acierto esa parte argumental cercana al terror satánico (así se alude en varias ocasiones al origen de los poderes sobrenaturales del Burton) con esa otra capa de fantasía mas formal y cercana a la ciencia ficción. El resultado es muy irregular, mas teniendo en cuenta que las motivaciones del protagonista tampoco quedan nada claras. 

Si les gusta el cine de catástrofes es una cinta a considerar siquiera por su rareza. No suele incluirse en las antologías de ese género, todo y contando con dos secuencias de desgracias bastante dignas; una de ellas muy malrollera por su similitud con los hechos del 11-S. Y su desenlace es ambiguo, nada complaciente y contribuye a rematar con acierto el tono desasosegante de la cinta. No es la gran película que quizás aspiraba a ser, pero se puede ver. Vista hoy puede servir como muestra de lo flipados que estábamos todos por aquel entonces con los temas paranormales.

Esta película también es conocida como: 'Satánico', 'La grande menace', 'El abrazo de la Medusa', 'Toque satánico', 'El toque de Medusa' o 'Medusa'. 

The Medusa touch (Reino Unido - Francia, 1978)
Director: Jack Gold     guion: John Briley    Basada en una novela de Peter Van Greenaway    Fotografía: Arthur Ibbetson     Música: Michael J. Lewis
Con Richard Burton, Lee Remick, Lino Ventura, Harry Andrews, Gordon Jackson, Derek Jacobi, Michael Byrne, Marie-Christine Barrault, Jeremy Brett, Harry Andrews.

BRANDED TO KILL (Koroshi no rakuin, 1967)


Hay películas que te dejan con el culo torcido. Y unas pocas, de vez en cuando, te dejan con el culo torcido y las orejas del revés. Ésta es una de esas películas.

Me esperaba una típica cinta de yakuzas, tiros, puñetazos, katanas y chicas asiáticas guapas. Algo de esto hay, mas que nada porque es exactamente lo que los de la productora nipona Nikkatsu esperaban que les entregara su director, Seijun Suzuki. En vez de eso, 'Branded to kill' terminó convirtiéndose en una experiencia subversiva e inclasificable. Quizás Suzuki quería romper con el estudio nipón o simplemente estaba harto de hacer siempre lo mismo y de la misma forma. El caso es que se las apañó para montar uno de los films de acción mas osados, oníricos y en general, raro de narices que recuerdo haber visto.


Y si, hay tiros a cascoporro. Hay escenas de acción muy bien filmadas, de ritmo conciso y minucioso y donde ni se adorna ni se camufla la violencia. Si aprecian el cine de acción bien filmado, con gusto por una planificación metódica y una puesta en escena áspera y brutal, disfrutarán la magistral mano de Seijun Suzuki para conseguir escenas imaginativas, intensas y muy bien resueltas. Pero si también esperan que eso esté al servicio de una narrativa mas o menos ordenada, con un trasfondo o unos personajes que puedan interpretar con facilidad... lo mismo se acaban acordando de la familia al completo del director.

'Branded to kill' es una experiencia tan única como inconexa, una película con la que te adentras en una realidad paralela cercana a un ensueño. A partir de una idea un tanto pueril -una organización criminal encargada de asesinar por encargo- , Suzuki juega con todos los elementos formales y narrativos para crear una experiencia inmersiva con sus propias reglas irracionales, absurdas y fascinantes.


La película que condenó al ostracismo de los estudios nipones a Seijun Suzuki es un ejercicio de cine hiperbólico, donde cada plano pugna con el siguiente para atrapar y patear tu culo de cinéfilo acomodado. Aquí vale todo. Hay un protagonista mofletudo y fetichista, una organización de asesinos liderada por una leyenda viviente al que nadie conoce, una chica de elegante belleza obsesionada por la muerte, frágiles mariposas que marcan con fatalidad el destino de un hombre y montones de yakuzas asesinos de estrictas y retorcidas reglas.

Una película diferente, única y transgresora con todo lo mejor del cine de pipas y, al mismo tiempo, en las antípodas del mismo.

Koroshi no rakuin (Japón, 1967)
Director: Seijun Suzuki      Guion: Seijun Suzuki, Hachiro Guryu     Fotografía: Kazue Nagatsuka     Música: Naozumi Yamamoto
Con Jo Shishido, Annu Mari, Mariko Ogawa, Koji Nambara, Isao Tamagawa, Hiroshi Minami, Atsushi Yamatoya.

TIRO MORTAL (Dead bang, 1989)

 

A la hora de seleccionar una película, hay una norma de esas 'no escritas' que casi nunca falla: si contiene la palabra 'mortal' en el título, es mala. O vulgar o aburrida o todo eso a la vez. Eso si, como toda buena norma, hay que decir que también tiene sus excepciones.

La película que hoy me ha dado por revisar aquí es 'Tiro mortal', que con ese título y ese poster tan soso (es de finales de los 80 y parece hecho por una IA) debería ser una firme candidata a reforzar mi teoría. Y sin embargo, es de las que pueden pasar a engrosar la lista de 'excepciones'.

La cinta sigue las desventuras de Jerry Beck (Don Johnson), un poli de homicidios de Los Angeles empeñado en seguirle la pista a un asesino que se ha cargado a sangre fría al empleado de una tienda y a otro agente. En su desempeño contará con la ayuda de un estricto agente del FBI (William Forsythe), se acostará con la viuda del poli asesinado (Penelope Ann Miller) y empleará métodos coercitivos, violentos y muy chungos con los sospechosos, pero también con un agente de condicional (Bob Balaban) o con un psicólogo (Michael Jeter). Vamos, con quien haga falta. Finalmente acabará destapando un grupo de nazis supremacistas a los que se enfrentará con su habitual sutileza, es decir: a tiros. Y todo ello mientras intenta superar un divorcio traumático.

Con este resumen ya se pueden imaginar que no estamos ante una candidata al Oscar al mejor guion del año 89. Y ni falta que hace. 'Tiro mortal' es una cinta mas bien modesta (pero no cutre) y donde el peso de la función recae completamente en Don Johnson y su personaje. 

A finales de los 80, el actor buscaba rentabilizar la tremenda popularidad obtenida gracias a la serie de televisión 'Corrupción en Miami', para hacerse un hueco entre los mas importantes 'real macho men' de Hollywood. Aquí aprovechó un parón en el rodaje de la quinta y última temporada de la serie para empezar a cultivar esa imagen. A lo mejor hoy día cinco temporadas pueden no parecer muchas para una serie de fama mundial, pero recuerden que por aquel entonces era fácil que cada una de ellas superara los 20 episodios. Así que imagino que debía estar bastante harto de hacer de Sonny Crockett.

Aquí encontramos a Don Johnson muy alejado de la imagen pulcra y sofisticada que ofrecía en la serie. Interpreta a un poli de métodos directos que atraviesa una crisis personal de las gordas: su mujer le ha abandonado, no le deja ver a sus hijas y se encuentra en números rojos. El actor hace de lo que mejor sabe, esto es: de él mismo. Y es que nadie hace de Don Johnson mejor que Don Johnson, porque claramente el papel le obliga a una dimensión dramática donde no se siente cómodo. Por contra, no se puede negar su carisma y la solvencia con las escenas de interrogatorios, persecuciones y broncas. Sin mencionar que incluso con un personaje en horas bajas, es capaz de ligar con Penelope Ann Miller en una fiesta... ¡estando de espaldas! La tia ni le ha visto la cara y ya va para él, cruzan cuatro frases y ya lo siguiente es una escena de cama con los dos frotándose. Eso solo lo puedes lograr tú, Don!

En la película, la acción está correctamente resuelta; no es brillante pero resulta concisa y entretenida. Sin embargo, claramente lo que mantiene el interés en 'Tiro mortal' son sus diálogos, los personajes (principales y secundarios) y cierto tono de humor socarrón que está presente a lo largo de casi toda la historia. Hay un par de secuencias con las que me reí mucho, como una en la que Don Johnson persigue a un sospechoso y termina pringándolo de vómitos, y otra en la que debe entrevistarse con un psicólogo.

Dirige John Frankenheimer, director todoterreno con una excelente y extensa filmografía en la que abarcó toda clase de géneros. Aquí se aprecia un estilo sin complicaciones, supongo que consciente del tipo de cinta que tiene entre manos .Obtiene un buen puñado de interpretaciones con las que da consistencia y agilidad al guion, bastante inverosímil pero entretenido. 

'Tiro mortal' podría ser el complemento perfecto para hacer un programa doble junto a 'El último boy scout' (aquella película de Bruce Willis y Damon Wayans del 91). Como en aquella hay también un heroe machote e irónico en horas bajas, mucho plomo caliente, una trama policial con conspiraciones y un buen puñado de sentencias y frases lapidarias ('lo único seguro en esta vida es la muerte y los impuestos'). 

A medio camino entre el cine de heroes de acción de los 80 y el género policiaco, es un honesto y bien resuelto entretenimiento ideal para descubrir / disfrutar de un actor icónico como Don Johnson dándolo todo.


Dead bang (EE.UU, 1989)
Director: John Frankenheimer     Guion: Robert Foster    Fotografía: Gerry Fisher      
Música: Gary Chang
Con Don Johnson, William Forsythe, Penelope Ann Miller, Bob Balaban, Tim Reid, Frank Military, Tate Donovan, Michael Jeter, Brad Sullivan.

LA PERLA NEGRA (The black pearl, 1977)

 


Tras el exitazo de 'Tiburón' en 1975 se desató la imperiosa necesidad de llevar a las pantallas de cine cualquier animal que pudiera resultar minimamente amenazante. A la moda se sumaron con alegría osos, pirañas, cocodrilos, orcas... Tan solo un par de años después del escualo de Spielberg aparecía esta cinta con una gran mantarraya como protagonista.

Tuve la suerte de ver esta película en un cine de doble sesión siendo muy pequeño y tan solo guardaba un vago recuerdo de ella. Mi memoria ya solo retenía el recuerdo de algunas imágenes o escenas concretas y el sentimiento de mi 'yo infantil' saliendo razonablemente satisfecho de la sala. La verdad es que no ha resultado sencillo revisionar la película ahora, porque se encuentra completamente desaparecida. No existe ninguna edición en dvd ni blu-ray y encontrarla en vhs es como buscar el Santo Grial, de manera que me he tenido que conformar con una copia ripeada  desde una cinta original. 

Aunque inicialmente la película pueda parecer otro clon de 'Tiburón' pero cambiando al bicho, lo cierto es que una vez te pones con ella se descubre que no lo es tanto. En realidad se trata de una cinta de aventuras muy clásica en su propuesta y que no sigue el esquema habitual de las cintas 'sharkxploitation'.

'La perla negra' sigue las andanzas de Ramón (Mario Custodio, en su único papel conocido), un chaval que vive en un pueblecito de pescadores de Baja California y que sueña con ser buceador y recolector de perlas. Mientras sus amigos entrenan con el Moro (Carl Anderson), él tiene la suerte de ser aleccionado por Luis (Gilbert Roland), un pescador de gran experiencia y sabiduría, algo así como un señor Miyagi de los buscadores de ostras. De él obtiene varias lecciones de vida, como no pescar ni sacar del mar nada que no necesite. Y sobre todo, no acercarse nunca a una cueva que hay por allí, donde mora una bestia mítica a la que llaman la Manta Diablo. ¿Y que hace Ramón cuando no hay nadie mirando y tiene ocasión? Exacto, meterse en la cueva. 

De allí se lleva una enorme y rarísima perla negra, que acarreará la desgracia al pueblo y despertará la discordia entre su gente. Y por supuesto, atraerá la atención de la muy disgustada criatura de la cueva.


Mas allá de la divertida idea de ver una manta gigante comiéndose a un montón de pescadores, la película es principalmente un relato que recuerda a las novelas de aventuras juveniles, como las de Emilio Salgari, por ejemplo. De hecho, al verla me vino a la cabeza el recuerdo de unos entrañables y viejos comics de la editorial Bruguera, titulados 'Joyas literarias juveniles'. Quien esté leyendo esto y cargue ya con cerca de medio siglo a sus espaldas seguramente sabe de lo que estoy hablando.

La mantarraya en cuestión sale mas bien poco, lo cual es de agradecer. Por un lado, porque el bajo presupuesto hace que sus apariciones sean muy cutres. Y por otro, porque contribuye a mantener un cierto misterio y a centrar la historia en los personajes. De hecho, una de las principales torpezas de la cinta es mostrarla de forma innecesaria justo al empezar. Y es que, como digo, 'La perla negra' es ante todo una historia de aventuras para todos los públicos y como tal encontramos en ella muchos elementos reconocibles: un joven que persigue su sueño, el mentor sabio que le instruye y advierte, el respeto a la naturaleza y el temor a antiguas tradiciones y leyendas.

La película fue una coproducción  EE.UU.- España y es evidente que se hizo con pocos medios, aunque cuenta con actores solventes entre los que destacan, además de los ya citados, los nombres de Perla Cristal, Carlos Estrada, Emilio Rodríguez, Aldo Sambrell o Jorge Rigaud. Se filmó en parajes de España y Malta y realmente consigue trasladarte a ese ambiente de aldeas de pescadores y gentes que viven por y para el mar.

Es un cinta bien conducida en general, dirigida por un tal Saul Swimmer del cual solo conozco su documental 'Concierto para Bangladesh'. Las tomas subacuáticas son muy correctas y lucen bien a pesar de su dificultad. Además, juega a insertar con sentido dramático escenas de la vida submarina para reforzar el tono de algunos momentos. También hay algunas secuencias inspiradas: por ejemplo, Ramón explorando la cueva del monstruo, en la que reina una atmósfera de realismo mágico. Y otra con unas arañas muy conseguida y en absoluto apta para quienes tengan fobia a esos bichos.

Por contra la banda sonora es realmente nefasta, con tan solo unos pocos temas ambientando las imágenes de forma solvente. Casi todo el rato es floja, poco inspirada y por momentos podría servir perfectamente para acompañar una peli porno. 

En fin, una película de aventuras de formas y maneras muy retro pero con cierto encanto, a pesar de una música lamentable y efectos especiales de saldo. Si eras de los que se leían las 'Joyas literarias' de Bruguera con una sonrisa de oreja a oreja -como yo-, creo que sabrás apreciarla. 

Esta película también es conocida como 'Mantarraya'.

The black pearl  (EE.UU.- España, 1977)
Director: Saul Swimmer     Guion: Victor Miller, Rodney Sheldon, Antonio Recoder     Basada en la novela de Scott O'Dell     Fotografía: Manuel Berenguer     Música: Eumir Deodato
Con Mario Custodio, Carlos Estrada, Perla Cristal, Carl Anderson, Gilbert Roland, Emilio Rodríguez, Jorge Rigaud, Aldo Sambrell, Ricardo Palacios.

EL PASAJE (The passage, 1979)


Segunda Guerra Mundial. Un pastor vasco que vive aislado en las montañas (Anthony Quinn) es contactado por miembros de la resistencia francesa para que les ayude en una misión: deberá guiar desde Francia hasta España a un científico (James Mason) y a su familia a través de los Pirineos. Lo que ignora es que serán acosados y perseguidos por un sádico y brutal capitán de las SS (Malcolm McDowell).

Tenemos una idea sencilla y atractiva para una película de hazañas bélicas, un reparto de lujo (que incluye a Patricia Neal y a Christopher Lee), los Pirineos como escenario natural y la dirección de un especialista en la acción como John Lee Thompson, que ya dió el pelotazo en su día con otra cinta de guerra, 'Los Cañones de Navarone'. ¿Que podía salir mal?

Pues casi todo. Para empezar, la trama presenta montones de cosas inverosímiles: por ejemplo, pastores vascos que dominan varios idiomas o personajes que se han pasado toda la película comportándose como pusilánimes pero les das una MP40 y se cargan a un montón de soldados alemanes.

La película no se decide por un tono concreto: a veces parece de acción bélica con muchos tiros y cosas que explotan porque sí, en otros momentos se centra mas en el drama de una familia luchando por sobrevivir. También oscila entre cierto aire cafre (hay una violación, a un personaje lo queman vivo, torturas...) y otro mas épico: algo que impulsa con efectividad la banda sonora de Michael J. Lewis, que se eleva por momentos muy por encima de lo que parece exigir el guion.

Para colmo, la cinta parece editada con prisas o sin tener las cosas claras; hay torpes montajes en paralelo, situaciones mal explicadas y lo mas lamentable: el final. Porque la sensación que te queda al acabar de verla es que se filmaron distintos desenlaces y optaron por... ponerlos todos!! De verdad, es algo muy tosco, mas en una película con un director tan veterano como J. Lee Thompson al frente.

De 'El pasaje' destacaría el personaje del capitán nazi al que da vida Malcolm McDowell, con su habitual histrionismo, aunque en este caso está justificado y queda bien. Realmente llega a provocar escalofríos. El actor campa aquí a sus anchas troceando dedos, abusando de chicas y haciéndose el dueño de la función cada vez que aparece. Incluso se marca un auto-homenaje bebiendo un vaso de leche (como su personaje de Alex en 'La naranja mecánica') mientras interroga a Michael Lonsdale.

Si son entusiastas del género, pueden darle una oportunidad, aunque solo sea por ver a McDowell haciendo el cabroncete, a Christopher Lee interpretando a un gitano y a Anthony Quinn luciendo 'txapela' vasca.

The passage (Reino Unido, 1979)
Director: J. Lee Thompson     Guion: Bruce Nicolaysen, basado en su propia novela
Fotografía: Michael Reed     Música: Michael J. Lewis
Con Anthony Quinn, James Mason, Malcolm McDowell, Patricia Neal, Kay Lenz, Christopher Lee, Paul Clemens, Michael Lonsdale.